acabo de encontrarme
con las raíces de Frida
con sus senos en flor
con sus raídas vestiduras
con sus arenas sudorosas
con su cabellera en sueño
con su vulva sus olas sus enojos
cómo me hubiese gustado vivir junto a ella
para tomarle —hundido en su entrepierna—
una foto con una cámara Laika
durante alguna de sus batallas
sus discursos
sus orgasmos
sus jadeos
sus cejas
sus ojos
la tarde en vena permite
saber de la espesura
del cuerpo furente de la Frida
la que ha hecho mover nuestros horconesel Sol
la Tierra
asisten con nosotros
a la vespertina misa vegetal
donde guinda la lluvia sus morrales
Frida
en el vello de tu pubis
quisiera yo ahora
ahogarme
Frida basta para que el hombre
desnudamente
se masturbe
exista
cante
ría
sea