Pablo Mora
A coro en el asombro
(Antología)
Los dos Grandes Tiempos en la Poesía de Pablo Mora
Tal vez por vivir en la provincia más extrema del occidente del País, la obra poética de Pablo Mora (Santa Ana del Táchira, 1942) no ha trascendido como debiera en Venezuela de acuerdo a sus significativos valores estéticos formales y a su densidad humana. En las tres últimas décadas finiseculares ha publicado hasta el presente quince títulos de poesía, suficiente producción como para detenerse a meditar sobre ella. Esta lectura de sus versos no lleva otro objetivo sino el de destacar apenas un aspecto de la compleja estructura de su lírica, el manejo de los espacios del tiempo, una de las dinámicas dialécticas de su tremenda fuerza expresiva.
Almácigo 1
MONOMIO
Llega otra tarde
y de nuevo subo a las colinas
para ver morir la luz
Tarda para morir el día
Almácigo 2
GÉNESIS
Se despertó de pronto la espesura.
Primero fue la luz. Después el viento.
Brotaron de la noche las semillas
y el rojo sol amaneció en los frutos.
Almácigo 3
Vivo todavía
bajo el granado trigal de la noche insomne
rumorosa de viento alto
y de luceros
Almácigo 4
Pudiera ser la paz Pudiera ser la guerra
La guerra la paz la paz la guerra
Infatigable huésped milenario
oráculo perenne del destino
Almácigo 5
LA MANO
Salve, mano, alfarera de mis versos,
por quien recobran mis sonetos vida
en el cuarto anular de la partida
y en el sexto pulgar de sus reversos.
De la noche insomne
( A la luz de Sun-Tzu y Roberto Juarroz )
OÍR EL LLAMAMIENTO y presentarse. En el patio de honor tomar el arma - la lumbre genital en la batalla -. Celarla antes, después y en la faena. Alistarse. Entrenarse permanentemente. Partir de madrugada. Irse al frente.
Asombro al descubierto
FUEGO QUE PASAS Fuego amigo Fuego
En el bosque que sólo tú conoces
llama que corre salta y se desliza
Testigo de la noche primigenia
H O M E N A J E S
“Como yo no soy yo, represento a cualquiera y le presto mi voz a quien aún no la tenga; o repito otras voces que siento como mías aunque, hasta sin querer, siempre de otra manera”. Convencido con Gabriel Celaya que la Poesía es una verdadera, legítima e indiscutible Sociedad Anónima, puesto que no es nuestra, sino que la hacen a través nuestro mil asistencias, trabajando en equipo con cuantos nos precedieron y nos acompañan;