Si te llamase Flor
no lo creerías
porque ignora la flor
sus atributos.
Si te dijera hermosa
no entenderías
que tu belleza
es más que mis palabras...
Cuando te llamo Amor
se me presenta
un aluvión de rosas
contra el pecho,
pero no puedes notarlo
porque tus ojos ven
sobre mi sombra
tan sólo
un montón de penas
y un gran hoyo...
Pero te llamo Flor,
tu nombre puro,
hermosa
y amorosa
esposa mía...
V
Encauza por mi ribera
las aguas de tus dolores;
te daré un camino en flores
que llega hasta dulce vera.
¡Qué diera yo porque fuera
de mis manos tu alegría
para hacerte noche y día
un vaso de barroamores
y que bebas los dulzores
que te da la sangre mía!
VI
Te traigo en la copa de mi mano
una voz que canta y dice tu nombre.
Para tus palabras y tus mejillas
traigo un corazón de guano
que pesa como el mundo;
un pecho que late por tu vida.
¡Qué corto ha sido el viaje!
Una luna me separa del encuentro.
Ayer fui revelado,
ayer la fiebre de tu ser
se coaguló en mi sangre.
Escucha, en desnudez de sentimiento,
el repetido mundo de alas que te digo.
La piedra que has pisado,
el viento que impide que te derrames
y todo lo que tocas
está lleno de esta criatura que te digo,
está lleno de un beso
que espera como un fondo...
VII
Sí
es dulce estarse hundido por el aire;
saberse por la luz casi atrapado.
Respirar. Sonreír.
Es muy dulce
contemplarse en unos ojos,
escuchar las sílabas que ayer hemos pensado,
aceptar, en paz,
la tibieza de otro cuerpo que rozamos,
la dureza de la almohada
donde vamos a dormir
cuando muramos.
(Estarse satisfecho de estas cosas
es dicha que pocos hombres gozamos.)
Y que duro es el latir
al comprenderse que somos tan pequeños;
que incapaces de crear siquiera un átomo
o dar origen y fragancia a un geranio;
intentamos definir la mano que nos hizo.
(Mas es dulce estarse hundido por el aire.
Vivir sin ataduras,
certeramente siempreamando,
escuchando el vuelo de la sangre
a la orilla del cuerpo que adoramos...!)
III
Permaneces intacta sobre el mundo
en tu tiempo preciso de belleza.
Permaneces azul donde comienza
el color de otra piel blanca y morena.
Pudiendo
no trasformas el aire que te cerca
y que quiere cercarte hasta los huesos.
Permanece todo intacto.
Hasta mis besos
quedan igual de dulces en tu boca.
Se ha retenido tu arrullo en mis sentidos
de tal y gran manera
que lo siento dando pasos
en la cuenca profunda de mi oído.
Intacta en mis momentos permaneces.
Intacta y oscilando en mis adentros.
Tu ternura de hoja me adormece...
No me destierres de tu amor.
No podría dormir sobre la noche,
si mis ansias, que conocen tu alma
y tu cuerpo florecido,
las perdieran para siempre.
Como ahora, que soy en ti,
el que puebla y ordena...
déjame ser como ahora
que me alegro en descansar
sobre tu piel
mi ardiente sueño...
X
Y hundir mis manos en tu cuerpo de seda
como estrella que hunde su luz dentro del agua.
Tú,
que eres la ciega palpitación de mis tinieblas,
recibe dulcemente esta acogida,
que yo no fuera yo por ser mis manos
y no vieran mis ojos sino por tu mirada.
Pero mis palabras no dan para este canto.
Son flacas como hojas amarillas,
como culebras argentadas se resbalan.
No llegan a ser la burbuja trasparente
de una playa,
no son un pie desnudo
y mi pensamiento
el zapato que las calza.
Son lejanas... lejanas.
Son pequeño límite que anhelo,
están en el fondo del pozo en la garganta,
al borde de mis labios
y no estallan!
Se me escapan como peces.
Como sombras se me escapan.
Como tú me rehuyen las palabras.
XI
Hay cuerpos que no deben repetirse
Federico García Lorca
Hoy. Tres días después.
Martes.
Cercado de ausencia.
Carcomido de sombra y nostalgia.
Pienso y siento en el olfato
un olor puro a golondrinas.
Pienso y siento entre las manos
una falta de beso y caricia.
Fuera de mí
los árboles
en su quietud
parecen comprender
que estoy pensándote.
Grito. Exijo que te acerques.
Exijo las mismas golondrinas
que había el domingo.
Beso el aire. Busco tu boca
para sostener o multiplicar
las pocas ganas que tengo de vivir.
Ahora, atardeciendo el martes, me ahogo.
¡Tu pelo negro! Tus mejillas.
Tu cuerpo de amor que no debo repetir
me llenan la memoria con tres días
y obligan a cerrarse mis ojos y mis puños.
XII
Distancia...
Tu alma muy lejos de mi ser.
Como el primer rocío sobre la hoja: seco.
Como el sonido-eco
que repite la conciencia
y propaga tu nombre
en el ámbito matinal.
Distancia...
Tus blancas manos
se abren por otros vientos...
y tu voz-trino
gorjea una canción... l e j o s ...
Aquí,
en esta soledad,
hay un olor a geranio muerto...
Los vicentes, karinas y larissas
crecieron a sus altos esplendores;
tomaron de la vida por asalto
la luz de las yariras con banderas.
Y las dianas quemaron en sus ojos
lo que vieron josé junto a los míos...
Mientras que en sol y mar la espuma ardía.
Y alberto en sus rodillas me aguantaba.
Ya sin burla ni piezas invertidas
ocurrieron los días familiares,
transparentes al sol puros cristales
brindaron su limpieza florecida!
Cicatrices de penas las que tengo
que desbordan el alma de dolor.
Ustedes vaciaron por mis venas
un torrente fructífero de amor...
Llamo al cielo y le ruego nuevamente
que separe la angustia del placer;
que rebrille los astros y que entregue
la más limpia esperanza para el ser...
Esos golpes brutales de la suerte
no endurecieron mi entraña ni canción
al revés se allegaron esperanzas
llenas de tibio paso y redención...
Hoy recuerdo los salmos las canciones
que juntos dirigimos al Señor.
Nuestras manos se alzaban alababan
y de lo alto venía bendición...
Ya los viajes pasaron como pájaros
que emigran sus otoños hacia el sur.
En las fotos impresos se han quedado
los paisajes, las compras y el amor.
Y mientras el Atlántico en azules
me daba de su orilla espuma y sol
mataba soledades y extendía
horizontes triunfales mi interior...
Les daba besos que las calles vieron
y caracoles guardados por amor!
La tendida del traje que secabas
y el dulce acariciar tu piel fragante
acabaron su ciclo se han tronchado
como un tren que al abismo se ha tirado
en violenta caída y duro hierro...
La casa en Levittown que fue vendida
recuerda el sollozar de tu silencio.
Cambiada por traiciones ya perdida
se encuentra para siempre sin regreso.
Sus lozas con las huellas de mi sangre
contienen lo más tierno del contento!.
I
Sin palabras,
sólo a impulsos,
te daré el amor que me ahoga plenamente.
A latidos continuos
se inventará mi corazón
un lenguaje de panes y almendras
para fortalecer tu pecho amortiguado.
A fuerza de sangre
dilataré la angustia que te acaba.
A golpes naturales de corazón
te cantaré una canción constante
y sin palabras...
II
Pongo la primera sílaba en tus ojos
porque tienen un tono claro de gaviota,
porque son dos alas que aletean
y vuelan la alegría que contienen.
Pongo la primera sílaba en tus ojos
porque son dos rayos que persiguen
y atraviesan muy profundo en estos míos.
Porque, aunque negros,
no impiden transparencias
y comparten la sombra que les brindo.
Las cosas que podría decir de tus ojos
las guardo bajo labios
porque tienen un nombre
y un sabor que ocultamente me alimentan...
III
Los que estamos más altos
que palomas en vuelo,
los que el amor nos trepa
encima de los árboles
no tenemos que huir
a la sombra de un techo
para lograr el beso.
El beso que logramos con los ojos
es más eterno y claro
que el beso de los labios
porque tiene la pura transparencia
del amor completado
con tan sólo mirarnos...
(Así no existen manos.
El corazón muerde como una boca
la alegría secreta de tu cuerpo.
¡Qué júbilo el de elevarte contra la
muerte como un grano de metal
que sigue a florecer fruto de vida!
El sólo contemplarte en la sonrisa
me crea esta piedravoz determinada
que brota de los fondos cenitales del sonido.)
IV
Hay algo más que noche en tus pupilas.
Hay algo más que alondra por tus manos.
Hay algo más que hoja en tus cabellos.
Hay algo más que almendra por tus labios.
Yo,
que he probado tus delicias
y comparo tu silencio al de los pájaros,
grito, juro y certifico
que hay algo en ti que está innombrado;
que hay una ternura extensa en tus adentros
que no tiene medida en el espacio,
que mis manos, perdidas en tu cuerpo,
no han podido llegar a descifrarlo
y que mi boca,
que ha bebido del vaso de la tuya,
no tiene palabras para hablarlo.
Esa ternura es más alta
que el reposo verdadero de un lago...